zen
¿QUÉ ES EL ZEN?
La filosofía zen proviene de la India, aunque no fue hasta que alcanzó China cuando terminó de definirse y de tomar forma. Originalmente el término no era “zen”, que es la palabra que usan los japoneses y la que ha llegado a Occidente, sino que era conocido como “dhiana” y significa “meditación”. Este tipo de meditación budista es la que tiene más seguidores en Occidente en la actualidad y ha aportado costumbres asiáticas como el uso del incienso o velas perfumadas, pasando de ser una corriente totalmente desconocida en el siglo XX a ejercer influencia en la propia cultura Europea y Americana en menos de un siglo.
El zen es un estilo de vida que busca alcanzar la iluminación (paz interior) a través de tres grandes factores: la postura de la meditación, la respiración y la actitud del espíritu. El uso de incienso o velas zen es otra de las señas de identidad de esta corriente espiritual.
- La postura: Normalmente se medita en la posición conocida como flor de loto (piernas cruzadas, espalda recta y las manos juntas). Esta postura busca la comodidad del individuo y empuja a la relajación.
- La respiración: Este es el paso más importante de la meditación zen. A través de ella conseguimos poner el cuerpo y la mente en un estado de trance y de relajación extrema. la clave está en establecer un ritmo de respiraciones lento, suave y profundo. Conseguir realizar la respiración zen es bastante complicado y se considera un arte.
- La actitud del espíritu: Este último paso es la continuación natural a la respiración zen. Una vez que conseguimos relajarnos y dejar la mente en blanco, dejamos que fluya la información del subconsciente y controlando la actividad mental. Esta es la parte más difícil de la meditación zen, pero si se hace de forma correcta conseguiremos una sensación de armonía muy beneficiosa.
La utilización de incienso o velas perfumadas (velas zen) puede ayudarnos a entrar en la meditación y a relajarnos más rápido.
8 CONSEJOS PARA LLEVAR UNA VIDA ZEN
1- No hagas varias cosas a la vez: Saturarnos de tareas es uno de los mayores errores que cometemos en nuestra sociedad. Es mucho mejor planificar nuestro día y realizar cada actividad en un momento determinado y sin estrés.
2- Haz tus tareas despacio y termina lo que empiezas: Como consecuencia del consejo anterior, la filosofía zen recomienda que hagamos nuestras tareas despacio, disfrutando de cada momento y siendo plenamente conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.
3- No te satures de actividades extra: Las enseñanzas zen no promueven que una persona esté todo el día en casa sin hacer nada, pero defienden que a veces es mejor no saturarnos con actividades extra y que es mejor dedicar cierto tiempo libre a la meditación y a buscar una armonía de cuerpo y mente.
4- Deja espacio entre una actividad y otra: También se recomienda que no hagamos demasiadas actividades seguidas. Con esto se quiere evitar el estrés y el agobio que se produce cuando nos retrasamos con una actividad y ya llegamos tarde al resto de compromisos ese día.
5- Establece una rutina: Crear una rutina es clave para encontrar la armonía con nosotros mismos. Se puede empezar por pequeños pasos como reservar 15 minutos al día para la meditación, desayunar todos los días a la misma hora, y al final conseguiremos cumplir con nuestros objetivos de forma organizada.
6- Dedica tiempo a la meditación: Una de las partes más importantes del día debe ser un espacio de tiempo que reserves para ti mismo. Un período donde puedas relajarte (encender una vela perfumada ayuda a la concentración), y meditar para relajar la mente y así analizar las cosas desde una nueva perspectiva.
7- Sonríe y se positivo: Mira el lado bueno de las cosas, agradece las cosas positivas que te suceden y busca otra perspectiva cuando pasa algo negativo. El optimismo es un arma poderosa y tiene efectos anímicos a todos los niveles.
8- Simplifica tu vida y valora sólo las cosas necesarias: Valora las cosas que son realmente importantes en tu vida y deshazte del resto. No se trata de tirar todas tus pertenencias, sino de establecer un orden de prioridades y darle importancia a cosas que de verdad nos importan como la familia en vez de las cosas materiales.
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